La Otra Cara De Los Transgénicos

Entre todos los combustibles alternativos los que más polémica generan son los biocombustibles, ya que, desde una perspectiva ética, sus detractores afirman que resulta insultante que mientras existen millones de personas en extremo pauperismo, las empresas inviertan millones en cultivos que solo tiene como finalidad producir combustible y no aliviar el hambre; a lo que sus apologistas han respondido creando semillas genéticamente modificadas de manera que las cosechas no sean aptas para consumo humano y que además generen un mayor rendimiento en el desarrollo de los biocombustibles.

Buscando el etanol perfecto

Por tal motivo, un grupo de investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley en EE.UU se ha concentrado en desarrollar semillas de caña de azúcar genéticamente modificadas a las cuales les extrae un gen encargado de la producción de lignina en la planta para abaratar el costo de producción y por lo tanto el costo al consumidor de los biocombustibles a base de caña de azúcar. Esto se debe a que la lignina (una substancia responsable de las propiedades leñosas de las plantas) debe separarse de la celulosa como parte del proceso para conseguir el etanol y en la actualidad este proceso resulta demasiado costoso debido principalmente a los costos del equipo ya que para separar la lignina la planta debe ser tratada con ácido.

En condiciones normales, cuando una planta no es tratada con ácido solo se puede obtener un 18% de su celulosa, en cambio, en una planta no tratada pero a la que se le inhibe el gen responsable de la lignina se le puede extraer el 80% de la celulosa, lo que evidentemente, abarataría el costo de producción y con ello el costo al consumidor final disminuiría.

El tamaño sí importa

Uno de los problemas a los que se enfrenta esta investigación es la alteración física que sufre la planta genéticamente modificada, ya que al inhibir la producción de lignina la planta también crece más pequeña. Sin embargo, los investigadores han encontrado la manera de inhibir la lignina solo en algunas partes de la planta y en otras no, con lo que la planta crecería de manera normal pero sin la cantidad normal de lignina.

El proyecto sigue en fase de experimentación y por ahora los investigadores deberán probar que su teoría resulta válida para otras plantas que se utilizan en la creación de biocombustible como el pasto varilla o el álamo, sin embargo, se ha descubierto que estas plantas tienen un proceso similar en el desarrollo de la lignina por lo que se muestran confiados en que su tratamiento podrá ser adaptado a estas plantas.

Los que llegaron primero

A pesar de que este tratamiento en particular aún se encuentra en fase de experimentación, la empresa Ceres con sede en Thousand Oaks, EE.UU confirma que ya ha realizado modificaciones genéticas para eliminar la lignina a las semillas que utiliza en sus plantas que sirven para la producción de etanol y que de hecho este otoño cosechará y probará cultivos con esta variación en los que actualmente trabaja. Richard Hamilton, CEO de Ceres afirma que en caso de resultar exitoso, el proyecto ayudará a reducir el costo de producción del biocombustible hasta en 1 dólar por galón; un gran paso en una industria que espera llegar a un costo de producción de 3 a 4 dólares para hacer que el etanol resulte realmente competitivo en el espectro de los combustibles.

Sabemos que el debate ético respecto al uso de cultivos transgénicos para la generación de combustible no se resolverá en el corto plazo, pero también estamos seguros de que el biocombustible continúa siendo una alternativa real a los combustibles fósiles que tanto daño le han hecho y le siguen haciendo a este, nuestro planeta llamado Tierra.