Un buen trago por la tarde; en un bar a media luz al lado de una mujer de labios dulces es, si no el paraíso, el camino más directo hacia él. Será porque el alcohol sublima, reinventa y purifica lo mismo nuestras almas que nuestros cuerpos tan impúdicos y turbios; el alcohol pues, es el mejor amigo del hombre; después del perro y el gato, claro está. Pero hoy el alcohol también podría convertirse en el mejor amigo del medio ambiente porque dos empresas se empeñan en convertir los desechos del proceso de producción del whiskey en biocombustible.
Una buena idea arribando desde Escocia
Se trata de las compañías Celtic Renewables y de Tullibardine, la primera produce biocombustible a partir de subproductos de las industrias biológicas, la segunda es una destilería que fabrica whiskey puro de malta. Ambas compañías firmaron hace ya algunos meses un convenio para utilizar miles de toneladas de desecho de la destilería en la fabricación de biocombustible.
La idea respaldada por la ciencia
Para lograr su propósito han hecho una alianza con investigadores de la Universidad Naiper de Edimburgo que son los responsables de desarrollar y patentar el biocombustible creado a partir de los desechos de la fabricación del whiskey. Básicamente lo que hacen es aprovechar las bacterias que se alimentan de los desechos de la destilería para producir butanol, que sería el combustible con el que se abastecerían los vehículos.
En su fórmula, combinan la zupia; que es un compuesto originado por los residuos líquidos del proceso de preparación de bebidas alcohólicas a base de pan y los desechos de los granos que se usan para la fabricación del whiskey escocés, uno de los productos más importantes de aquel país.
El whiskey se lleva bien con los autos
De hecho, no sería la primera vez que alguien considera a aquel sublime néctar dionisiaco para hacer funcionar un auto porque ya en el año 2011 un estadounidense llamado Mickey Nilsson de 62 años, construyó un vehículo que solo podía funcionar con whiskey bourbon Maker’s Mark. Tal cómo lo lees; el usuario debe vaciar un par de botellas al tanque de combustible para hacerlo funcionar; cualquier parecido con algún amigo es solo coincidencia. El prototipo fue tomado tan en serio que la marca Nissan lo eligió para exhibirlo en un salón del automóvil ahora con el nombre de Nissan Nilsson.
Entre todas las fuentes de energía renovable la biomasa ha sido la que ha generado más polémica porque sus detractores afirman que es más importante ocupar los campos de cultivo para producir alimento que para producir combustible y podemos estar de acuerdo, pero cuando la biomasa se obtiene del desperdicio de un proceso industrial como en este caso, resulta sin duda una buena opción para combatir no solo el cambio climático sino además darle una utilidad a lo que hoy llega inevitablemente a la basura y que produce también otro tipo de contaminación y sigue contribuyendo aunque en un porcentaje menor a la generación de gases de efecto invernadero.