Haciendo un viaje al pasado en materia de transporte en el mundo es sin duda que las locomotoras de vapor son un elemento icónico en la primera revolución industrial.
Desde luego que quedaron obsoletas y se sustituyeron por nuevos modelos, primero diésel y después eléctricos, hasta llegar a los modernos trenes de alta velocidad y la tecnología de magneto-levitación. Sin embargo, hay unos trenes de última generación que volverán a escupir vapor de agua en sus trayectos.
Nos referimos al proyecto tecnológico llevado a cabo por el fabricante de trenes francés Alstom en colaboración con la empresa británica Eversholt Rail para adaptar trenes antiguos y dotarlos de propulsión con hidrógeno. Y será, precisamente, en la cuna del tren de vapor, donde Richard Trevithick construyó la primera máquina de su tipo allá por 1804.
Bajo el nombre de “Breeze” (brisa en inglés), el consorcio planea reconvertir las locomotoras de clase 321 utilizadas en el Reino Unido para que operen como unidades múltiples de hidrógeno (HMU, por sus siglas en inglés).
Con este innovador proyecto, se pretende crear un tren limpio, libre de emisiones de dióxido de carbono, y que preste servicio en las actuales líneas sin electrificar. Otra de las ventajas de los nuevos motores es que, además de poder integrarse en locomotoras